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InviernoCon la llegada del invierno, la nieve permite disfrutar de grandes paisajes y experiencias en la montaña. El esquí de travesía atraen a muchos montañeros y las raquetas también se han convertido en una popular forma de recorrer caminos nevados. Sin embargo, siempre hay que tener en cuenta que la montaña nevada es un medio altamente inestable y que para acercarse a ella con el menor riesgo es especialmente necesario contar con el material necesario e informarse del riesgo de aludes. Preparar la ruta, llevar el equipo adecuado y actuar con prudencia son, como en cualquier salida a la montaña, los aspectos clave, a los que hay que incorporar el factor de la nieve.

En la web Montaña Segura se puede encontrar abundante información, enlaces y herramientas útiles para realizar actividades de montaña invernal con seguridad; con fichas y documentos para las actividades más populares, como la ascensión al Moncayo o las rutas a los refugios de altura de la FAM.

A la hora de planificar la actividad es una obligación del montañero informarse de la previsión meteorológica y evaluar si se va cumpliendo. Fundamental consultar el Boletín de Peligro de Aludes, que publica diariamente en su web la Agencia Estatal de Meteorología.

ATES (siglas de Avalanche Terrain Exposure Scales) es una escala que mide el riesgo de aludes. Con ella se ha desarrollado una cartografía para varias zonas del Pirineo (macizos del Aneto, Posets-Perdiguero, Monte Perdido-Ordesa, Infiernos y la zona del valle del Aragón) que clasifica el terreno en tres niveles según su grado de exposición a los aludes. Sumado al Boletín de Peligro de Aludes, que puntúa la estabilidad del manto de nieve en cinco grados, se ofrece un planificador de ruta que distingue tres zonas: verde, donde las acondiciones son adecuadas para transitar (siempre con precaución y conocimientos); amarilla, donde es probable el desencadenamiento de aludes naturales; y roja, donde no se recomienda circular sin sistemas de seguridad y guiaje profesionales.

ATES es una herramienta de planificación, no de navegación, que permite al montañero invernal elegir un itinerario adecuado a las condiciones de la montaña (BPA) y al perfil técnico del grupo y tomar decisiones más seguras para evitar accidentes.

En el equipo del montañero invernal deben figurar siempre crampones, piolet y casco; y en la mochila no pueden faltar DVA (detector de víctimas de avalancha), sonda y pala para afrontar un posible rescate por un alud. Pero todo este material requiere formación técnica para usarlo con efectividad y diligencia, por lo que parte del equipamiento debe ser formarse en los clubes de la FAM o de la mano de profesionales.

Finalmente, la principal norma es que la prudencia, también buscando otras alternativas o renunciando a la excursión si es preciso, es la última clave para disfrutar de la experiencia de la montaña con nieve.