Hoy se cumplen 222 años de la que se considera la primera ascensión a Monte Perdido. El 10 de agosto de 1802, la expedición encabezada por Louis Ramond de Carbonnières hizo historia y logró conquistar por primera vez la cima de Monte Perdido.
En aquel entonces, Monte Perdido se consideraba la cima más alta del Pirineo y se le atribuían 3.436m de altitud. Hoy sabemos que es la tercera cima más alta, después del Aneto y el Posets y que su altura real son 3.355m.
En su hazaña, Carbonnières estuvo acompañado por dos guías locales, algo muy habitual en aquel entonces. Hay quien dice que en realidad, en una de sus avanzadillas, estos dos jóvenes ascendieron a la cima tres días antes de que lo hiciera Carbonniéres, aunque esto nunca quedó registrado de forma oficial.
En definitiva, la expedición de 1802 hizo historia y logró el honor de conquistar por primera vez la cima de Monte Perdido. La ruta que eligieron siguió la Faja de la Tormosa hasta el collado de Añisclo y desde aquí lo bordearon por el norte para acometer una ascensión entre grietas y neveros que les llevó hasta la cima.
Las tareas naturalistas, científicas y de exploración que Carbonniéres llevó a cabo en el Pirineo fueron extensas y de gran valor. Pero el francés sintió una especial predilección por los valles que hoy conforman el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido.
Fue el primero en explorar muchos de sus rincones y escribió tres libros sobre Ordesa, que fueron esenciales para poner en valor este lugar. Tal fue su reconocimiento que al Pico Añisclo, que junto a Monte Perdido y el Cilindro forma el macizo de Treserols, se le denominó también Soum de Ramond.